Una Célula de Búsqueda Combinada, localizó en medio de la espesa selva a los hermanos. A esta hora son valorados por especialistas en el Hospital Militar Central de Bogotá.
“Milagro, milagro, milagro, milagro” fueron las palabras que un Comando de las Fuerzas Especiales, gritó con una evidente emoción. No era para menos, esa era la clave establecida en la Operación Esperanza para cuando se produjera el hallazgo de los cuatro menores que permanecían desparecidos desde el pasado primero de mayo tras un accidente aéreo en las selvas de Caquetá y Guaviare.
Una Célula Combinada de Búsqueda, integrada por miembros de las Fuerzas Militares y de la comunidad indígena Murui, de Puerto Leguízamo, Putumayo, que se había unido a la búsqueda semanas atrás.
Con evidentes signos de deshidratación y desnutrición, los cuatro pequeños abrazaron a los uniformados quienes de inmediato les brindaron alimentos y bebidas para mitigar en parte la difícil condición.
Un helicóptero Ángel de la Fuerza Aérea Colombiana, equipado y acondicionado con elementos médicos especialmente para atender esta clase de emergencias, de inmediato despegó desde San José del Guaviare hacia un paraje de la selva.
Con ayuda de una grúa con la que cuenta la aeronave uno a uno fueron extraídos los pequeños para recibir atención básica en el dispensario médico militar de la Brigada 22 del Ejército Nacional.
Minutos después fueron embarcados en un avión medicalizado de la Fuerza Aérea Colombiana hacia Bogotá. Allí fueron transportados en ambulancias hacia el Hospital Militar Central en donde reciben atención médica de pediatras que monitorean su estado de salud.
Esta misión humanitaria hizo posible lo imposible. La fe de los Comandos siempre estuvo intacta y cada día trabajaron para localizarlos. Hoy Colombia entera está de fiesta.
¡Gloria al Soldado!