El esposo de la señora Olga Esperanza Rojas, el sargento segundo del Ejército Nacional José Vicente Rojas Rincón, fue detenido por las extintas FARC en un retén ilegal en 1992, mientras regresaba de un permiso hacia su Unidad. El hecho ocurrió en una vía entre Mutatá y Carepa, Antioquia. Desde entonces, la vida de su familia se partió en dos, y jamás volvieron a tener noticias de él.
De acuerdo con la base de datos de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas y del Ejército Nacional, actualmente 5.032 militares han sido reconocidos como víctimas del delito de desaparición forzada en el marco del conflicto armado. De estos casos, 112 corresponden a uniformados que se encontraban en servicio activo, según información de la Dirección de Familia y Bienestar. Entre ellos, se identifican 78 soldados, 22 suboficiales, 2 oficiales, 5 agentes de inteligencia y 5 conductores.
Los departamentos con mayor número de desapariciones de integrantes del Ejército Nacional son Antioquia, Caquetá, Putumayo, Santander, Meta y Chocó.
Esperanza recuerda, con la voz entrecortada, que José Vicente siempre se comunicaba con ellos. «Mandaba radiogramas con mensajes llenos de amor para mí y nuestros hijos, Maiden, que entonces tenía 4 años, y Emerson, de apenas 8 meses. Era un excelente padre, un cocinero amoroso, un esposo que nunca dejaba de mostrarnos su felicidad».
Su búsqueda comenzó en la iglesia. «Pedía con todas mis fuerzas que no le hubiera pasado nada», pero pronto la incertidumbre se convirtió en misión. Acudió a diversas entidades, interpuso la denuncia y emprendió una búsqueda que, después de más de 30 años, aún no ha terminado.
El dolor la puso al límite. «Tuve intenciones de acabar con mi vida, pero pensaba en mis hijos. Ellos me dieron fuerzas para seguir adelante». Con el tiempo, llegó a sus oídos la versión de que alguien había delatado a José Vicente, revelando a la guerrilla que él viajaba en el bus donde fue capturado.
En uno de sus desplazamientos, Olga Esperanza también fue víctima de la violencia. «La guerrilla nos detuvo en un vehículo. Me golpearon por no llevar documentos. Estuvimos cinco horas sin poder movernos. En esa época, uno terminaba por normalizar esos horrores».
Esa experiencia la marcó para siempre. «Desde ahí, comenzaron las amenazas. Me tocó salir de Urabá, dejar nuestra casa, nuestros sueños». Recuerda que sintió que su alma se partía. «Sentía que abandonaba a José Vicente. Le había prometido que nunca lo haría. Hasta Urabá parecía retenernos por los fenómenos naturales que se presentaron…, pero finalmente logramos llegar a Bogotá».
Con el tiempo, el dolor se transformó en causa. «José Vicente fue el inicio de mi misión. Entendí que Dios me había puesto esta tarea: ayudar a otras familias que, como yo, buscan a sus seres queridos desaparecidos».
La búsqueda también forma parte de sus hijos. Maiden apenas tenía 5 años cuando secuestraron a su padre. «No tengo recuerdos vivos de él, solo fotos y lo que me cuentan. Me cuesta decir “papá», porque es una palabra que no viví».
Años después, revisando un baúl familiar, Dina encontró una libreta donde su padre había escrito sus pensamientos. «Para mí, él es símbolo de esperanza. Me da fuerza para seguir adelante».
Esperanza cierra los ojos al recordar los detalles cotidianos de su relación, que era como estar siempre de novios. «Él me trataba como una reina. Me decía que no cocinara, que mejor pagábamos para que alguien lo hiciera. Él cocinaba pescado mientras yo iba a misa».
Más de tres décadas después, ni ella ni su familia han dejado de buscar. «Las familias somos las que luchamos. Somos las que quedamos con el dolor. Para nosotros, el silencio no existe. El silencio es impunidad».
El Ejército Nacional coordina acciones con unidades militares y autoridades judiciales para activar la búsqueda y brindar acompañamiento integral a las familias cuando un militar desaparece. Ofrece asesoría jurídica en trámites legales, gestión de haberes, acompañamiento psicosocial y participación en espacios de memoria.
Cabe aclarar que, según la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, se tiene registro de 384 miembros del Ejército Nacional reportados como desaparecidos. Esta cifra corresponde a los casos documentados con base en los aportes entregados por sus familiares, que permiten contextualizar las distintas circunstancias de tiempo, modo y lugar, y así avanzar en las labores de búsqueda humanitaria.
En fechas como la Semana Internacional del Detenido Desaparecido, la historia del sargento segundo José Vicente Rojas Rincón sigue siendo la de un héroe entregado a su patria y a su familia.
Autor: prensa - Ejército Nacional